02 Ene 2025

“Trabajar” por ese Reino que trae Jesús a la tierra – P. Hugo Tagle

Este segundo domingo del tiempo navideño la Iglesia chilena celebra la fiesta de la “Epifanía del Señor”, que significa “manifestación”. Jesús se da a conocer al mundo en la figura de los “sabios de Oriente”, popularmente conocidos como “los reyes magos”: Gaspar, Melchor y Baltazar. Es el “estreno en sociedad” de Jesús, quien se muestra a toda la humanidad significados por los sabios de oriente, venidos de “los cuatro puntos cardinales”.

En los sabios de Oriente están reflejados todos los pueblos de la tierra, que vienen “de lejos” a adorarlo y traerle regalos. Jesús se presenta, desde su nacimiento, como Señor de todas las naciones. “Y entrando en la casa, vieron al Niño con María, su Madre, y postrándose le adoraron” (Mt. 2,11). Abriendo sus tesoros le ofrecieron dones. Cada uno de ellos con un significado: oro, como Rey; incienso, como Dios; y mirra, como Hombre en su Pasión. 

El verdadero encuentro con Jesús supone dos cosas: una actitud activa de salir a su encuentro, de ponerse en camino, seguir la voluntad de Dios, de la Divina Providencia, simbolizada en la Estrella de Oriente, que siguen los magos. Encontramos a Jesús cuando “salimos de nosotros mismos”, dejamos nuestra zona de confort. Y segundo, lo encontramos cuando nos abajamos: “cayendo de rodillas, lo adoraron”. Se requiere una actitud humilde para reconocerlo. Quien se abaja, se hace pequeño y servidor de los demás, reconoce a Cristo en su vida.

El mundo laboral es tierra propicia para encontrar a Jesús. Los sabios de Oriente volvieron a su tierra “por otro camino”, no para descansar sino para anunciarlo; para “trabajar” por ese Reino que traía Jesús a la tierra. Quien encuentra a Cristo no solo cambia de vida, sino que cambia todo en su entorno para hacer de él un espacio de Dios. Quien busca a Jesús y lo encuentra, no puede seguir siendo el mismo. Se debe producir un cambio de vida. 

En este aún periodo navideño, pidamos al Señor que nos ayude a cambiar lo que nos separa de Él y nos permita, allí donde vivimos y trabajamos, empapar y transformar nuestro entorno en espacio de encuentro con Dios. Así, como los sabios de Oriente, tomaremos el camino de Dios y lo anunciaremos con alegría y esperanza. Que la Santísima Virgen, a quien acompañamos en Belén, nos ayude en esta tarea.

¡Feliz y bendecido año 2025!