27 Jun 2020

La oportunidad de dar y darse – P. Felipe Herrera

El evangelio de este domingo es una invitación a darse. Sí, no sólo a dar algo, sino a darse, a ofrecerse como persona a los demás, al modo de Jesús, que vivió volcado hacia los otros, vaciándose a sí mismo para que nosotros tuviésemos vida y vida en abundancia.

La crisis derivada de la pandemia que afrontamos como humanidad y también como nación chilena nos ha dejado en evidencia que la vida es algo frágil, especialmente la vida social, infectada gravemente de una virulencia que erosiona la comunidad. A veces espanta la agresividad con que se conducen las relaciones personales e institucionales. Es una actitud que lejos de contribuir a hacer frente de modo cohesionado al desafío de hoy, nos estanca, nos hunde, nos divide, acallando las esperanzas e hiriendo especialmente a los más vulnerables.

Y, aún así, en medio de este panorama resuena la voz de Jesús que nos dice: “El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará”. Ese “perder” la vida es un llamado a no conservarla codiciosamente para sí, tratando de acaparar y rentabilizar todo de modo egoísta. Al contrario, supone darla y darse a manos llenas. 

La vida es la oportunidad más bella para encontrarse con Dios en el donarse a los demás, y este tiempo de prueba tan álgido nos ofrece en bandeja esa posibilidad con el fin de reconstruir nuestra comunidad social. 

Pero, ojo, será necesario callar muchas veces para no exacerbar los ánimos, compartir nuestros bienes y nuestro tiempo, invertir en escuchar a los que piensan distinto y hacer un esfuerzo por no considerarlos enemigos, en fin, mirar y tratar al otro como a un hermano. Y esto implicará muchas veces morir a sí mismo, como el Señor, que nos dejó la palabra y el ejemplo, y que nos dijo claramente que “el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí”.