02 Feb 2016

José Antonio Garcés – Qué nos depara la Cuarta Revolución Industrial

Durante el mes de enero tuvo a lugar en Davos, Suiza, una nueva versión del Foro Económico Mundial que todos los años reúne a los principales líderes del mundo político y económico. En esta oportunidad, el tema que sirvió de telón de fondo fue “La Cuarta Revolución Industrial”, marcada por las consecuencias del cambio climático y un avance sin precedentes de ciertas áreas de la tecnología y la ciencia, que cambiarían nuestro modo de vida.

Durante el mes de enero tuvo a lugar en Davos, Suiza, una nueva versión del Foro Económico Mundial que todos los años reúne a los principales líderes del mundo político y económico. En esta oportunidad, el tema que sirvió de telón de fondo fue “La Cuarta Revolución Industrial”, marcada por las consecuencias del cambio climático y un avance sin precedentes de ciertas áreas de la tecnología y la ciencia, que cambiarían nuestro modo de vida.

A propósito de este cambio y los efectos de la denominada Cuarta Revolución Industrial para la economía, la democracia y la sociedad, Klauss Schwab, Fundador y Director Ejecutivo del Foro Económico Mundial, compartió sus reflexiones. Señaló que estamos en el preámbulo de una revolución tecnológica que cambiará la forma que trabajamos, nos relacionamos, consumimos y en general, nuestro estilo de vida.

La Primera Revolución Industrial usó el agua y el vapor para mecanizar la producción (1784), La Segunda utilizó la electricidad al servicio de la producción masiva (1870), la Tercera se valió de la tecnología electrónica y de la información para automatizar la producción (1969). La Cuarta Revolución Industrial combina las tecnologías conocidas hasta ahora, hasta el punto de diluir los límites entre lo físico, lo digital y lo biológico. Sólo pensemos en todo lo que ha permitido la impresión en 3D por ejemplo. Muchos avances en el ámbito de la inteligencia artificial, la nanotecnología, la robótica, la biotecnología, demandan límites éticos que permitan que estas innovaciones no nos “mareen” con las infinitas posibilidades que nos ofrecen, deshumanizándonos.

El otro desafío que plantea es la inclusión social. Hasta el momento, los principales consumidores de la tecnología de punta y de productos o servicios “verdes”, son quienes tienen razonable poder adquisitivo y además son “alfabetizados digitales” (han recibido educación de calidad y acceso a la tecnología). Para hacer estos avances accesibles a la mayoría, están surgiendo nuevas e interesantes oportunidades de negocios más costo-eficientes, con productos tecnológicos y ecológicos masivos que mejoran la calidad de vida en diversos aspectos y, en especial, para quienes tienen más carencias.

Un punto sensible del cambio que viene es la amenaza al empleo y la eventual profundización de la desigualdad, lo que representa el mayor desafío a abordar en esta era. La automatización o incluso “robotización” de algunas labores puede destruir más empleos de los que se creen, que además, estarán destinados a quienes tengan el capital intelectual necesario para insertarse y el conocimiento será el capital más relevante. Quien quiera surgir gracias a la innovación que puede aportar, lo hará, sin importar de dónde provenga o de si cuenta o no con una red de contactos.

Para las empresas estos cambios son un tanto abrumadores ya que estamos acostumbrados a hacer las cosas de una determinada manera y los cambios son difíciles de introducir en la cultura corporativa. Esta resistencia al cambio ha permitido a emprendedores por ejemplo, del área del e-commerce, que aprovechan las plataformas digitales para obtener ventajas competitivas en mercados en los que antes no podían penetrar. La demanda y exigencias de los consumidores respecto de la transparencia, responsabilidad social y medioambiental, el comercio justo, también comienzan a masificarse y deja de ser un comportamiento de compra aislado. En los nuevos escenarios laborales un nuevo concepto será decisivo para esta nueva etapa: la innovación colaborativa, que será efectiva en un clima de trabajo horizontal, flexible, que incentive el ensayo y error, en el que una alta productividad y el teletrabajo serán la regla y no la excepción.

Lo más importante, frente al advenimiento de esta Cuarta Revolución Industrial, es ser capaces de darle una forma humana, inclusiva, que empodere a las personas y no atente contra su dignidad. Al final, todo depende de nosotros y en los valores con los que aspiramos construir este mundo, pues el futuro ya comenzó a delinearse.

José Antonio Garcés, past president USEC.
Publicación: Diario Financiero, martes 2 de febrero de 2016.