07 Jul 2015

José Antonio Garcés – Laudato Si: El desafío de un proyecto común

La encíclica Laudato Si, del Papa Francisco, es un llamado a abordar con mucha más seriedad y rapidez las problemáticas medioambientales, que lo realizado hasta ahora. Varios de sus mensajes se dirigen a los líderes de empresas y políticos, que son en gran medida los que pueden impulsar cambios en este sentido, si bien se deja claro, que se necesita un cambio cultural, en el que todos deben aportar. 

Acogemos con apertura sus reflexiones acerca de la sostenibilidad del planeta, puesto que no solo habla de una ecología medioambiental, económica y social, sino que agrega una cuarta dimensión en sustentabilidad: “la ecología cultural”.

Estamos muy de acuerdo cuando él habla sobre una ecología integral, que por definición, no excluye al ser humano ni el valor subjetivo del trabajo. A primera vista tendemos a creer que esta encíclica sólo se refiere a temas medioambientales. Sin embargo, abarca un amplio espectro de temas sociales como la creación de empleo, la lucha contra la pobreza, la recuperación del capital social herido, etc.

La invitación más relevante que Laudato Si nos hace, es a ser capaces de ver que todo y todos estamos conectados. La degradación de la ecología natural es correlativa a la degradación de la ecología humana. Al respecto el Papa nos dice “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental sino prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social” (p. 48). Y también agrega: “No habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. No hay ecología sin una adecuada antropología… un antropocentrismo desviado no necesariamente debe dar paso a un biocentrismo, porque eso implicaría incorporar un nuevo desajuste que no solo no resolverá los problemas sino que añadirá otros” (p.118).

Las cifras actuales y proyecciones de un sinnúmero de estudios medioambientales, concluyen que es difícil que exista otro factor que vaya a impactar tanto en la desigualdad, en la calidad de vida de las personas, en nuestras actividades productivas, en los conflictos sociales, en el desempleo, etc. que el desequilibrio ecológico y sus síntomas. Como empresarios cristianos, nos sentimos entusiasmados con los mensajes del Papa cuando nos dice: “Ser empresario es una noble vocación, cuando ésta, está dirigida a producir riqueza, bienestar y desarrollo para el mundo.

Puede ser una fructífira fuente de prosperidad en las áreas donde opera, especialmente si busca la creación de empleo, como una parte esencial de su servicio y contribución al bien común”. El empleo, nos dice el Papa, sigue siendo la prioridad número uno a salvaguardar. “No se puede proteger el medioambiente, perjudicando a las personas”. En efecto, junto con proporcionar productos buenos y servicios que verdaderamente sirvan a la sociedad, el mundo empresarial puede a través de la tecnología, innovación, recursos, trabajo eficiente y preservando el medio ambiente, generar nuevos puestos de trabajo.

Más aún, la libre empresa con un marco regulatorio adecuado, puede resolver muchos problemas medioambientales, más que generarlos. El desafío radica más bien en un cambio cultural que modifique nuestra mentalidad cortoplacista por una visión de futuro armónica hacia las nuevas generaciones, pues la interdependencia (globalización), nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común. El Papa alienta el emprendimiento y el rol social de la empresa conciliando, el cuidado de la naturaleza con la rentabilidad social y, la preservación del medioambiente con el progreso.

Como empresarios y ejecutivos cristianos acogemos el llamado del Papa a continuar incorporando con mayor responsabilidad en las materias medioambientales de nuestras empresas, la perspectiva social, tomando en cuenta los derechos fundamentales de los pobres y más vulnerables. Una gestión empresarial centrada en la persona, es una forma efectiva de hacer frente a este reto en una economía de libre mercado y competitiva. Hacemos un reconocimiento especial a los objetivos de esta encíclica que señalan que, lo que verdaderamente está en juego es la dignidad del ser humano y que la responsabilidad de dejar un planeta habitable a las futuras generaciones es tarea de todos. 

José Antonio Garcés, past president USEC.
Publicación: Diario Financiero, martes 7 de julio de 2015.