“¡Estén preparados!” – P. Hugo Tagle
Reflexión correspondiente al Evangelio del domingo 12 de noviembre de 2023 (Evangelio según san san Mateo 25, 1-13).
Nos acercamos al final del Año Litúrgico. Las lecturas nos alertan sobre la venida definitiva del Señor al final de los tiempos. Ello no es amenaza, ni un cuadro apocalíptico o negro. El “final de los tiempos” no se refiere tanto al término de todo lo existente sino de mi propio encuentro con el Señor y de eso sí tenemos certeza. En algún minuto, Dios nos va a llamar. Y ello significa mirar y vivir nuestro presente a la luz de dicho acontecimiento. Por ello, la invitación es a revisar la vida y la fe en el caminar cotidiano, dejarnos iluminar por el evangelio y descubrir allí las actitudes con las que acogemos el reino de Dios en nuestra vida.
No se trata de angustiarse, sino de empapar nuestro corazón y nuestra mirada de esperanza. El cristiano vive en situación de sana alerta, atento a la venida de Dios a su vida. Debemos estar preparados. Cada día es un regalo milagroso y una nueva oportunidad para preparar ese encuentro con el Señor. “¡Estén preparados!”.
La parábola de las doncellas en la boda nos sitúa ante las distintas actitudes que unos y otros podemos tomar ante esta situación. Las diez debían haber estado preparadas para cuando llegase el novio. Las diez se durmieron, pero cinco estaban preparadas y pudieron reaccionar cuando llegó. Las otras cinco no estaban preparadas.
Podemos dejarnos absorber por las preocupaciones cotidianas, la vorágine del día a día, perdernos en el bosque de actividades que nos consumen. Y olvidar así el verdadero sentido de la vida: el encuentro con el Creador. Pero también podemos actuar como las otras doncellas, que, a pesar de la incertidumbre, de la fatiga y del sueño, son capaces de estar vigilantes, atentas a los distintos modos de obrar de Dios, a sus tiempos sorprendentes y a su hacer silencioso y humilde. La diferencia entre ambas actitudes se llama sabiduría; la tranquilidad y serenidad interior que nos permite situarnos en la vida de un modo más auténtico, más vital, más esperanzado.
Dice el Papa Francisco: “Esta sabiduría es don de Dios, pero solo «quienes la buscan la encuentran». Exige una disposición a buscar de forma activa, exige ponernos en movimiento para hacer vida la Palabra de Dios, exige nuestra respuesta cuando «nos aborde benigna por los caminos» de la vida”. Las lámparas de las doncellas son para alumbrar el camino del Señor, para hacer que sea posible el banquete, la fiesta. La luz que portamos con nuestra fe y nuestra vida, tiene la función de iluminar, de generar vida en la Iglesia y en el mundo (GS 3) ¿Seremos capaces de poner luz en medio de las sombras? ¿Seremos capaces de alumbrar vida donde no la hay?
Estamos llamados a una “presencia de Dios”, al encuentro con Él, y eso es como unas bodas: debemos anhelar amorosamente ese momento o de lo contrario seremos unos necios y no podremos entender unos desposorios de amor eterno, de felicidad sin límites.
Que la Santísima Virgen, la Virgen del Carmen, nos ayude a refocalizar nuestras prioridades, a colocar a Dios al centro de nuestras vidas y estar siempre atentos a su llamada y encuentro.