29 Ago 2025

José Tomás Hargous expone sobre San Alberto Hurtado y USEC en la Universidad Gabriela Mistral

En su presentación destacó que la solidaridad es “cómo cada uno de nosotros se preocupa y se ocupa del bien común de la sociedad, de servir a la sociedad de la que forma parte. Y eso, en la visión del Padre Hurtado, a través del desarrollo de organizaciones que estén orientadas a la difusión y a la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en los distintos espacios”.

El Director de Contenidos y Estudios de USEC, Unión Social de Empresarios Cristianos, fue invitado por la Escuela de Humanidades de la Universidad Gabriela Mistral con motivo del Mes de la Solidaridad a exponer sobre “Solidaridad y Organizaciones: El ejemplo del Padre Hurtado”, el miércoles 27 de agosto.

Qué es la solidaridad: promover organizaciones

En su presentación, explicó que, “resumiendo muchísimo, el pensamiento del Padre Hurtado se puede sintetizar en esos tres conceptos: pobreza, sentido social y trabajo. El cuarto concepto, Cristo, es en realidad el horizonte que ilumina los otros tres. El Padre Hurtado lo que hace es relacionar la pobreza y el trabajo, como los ámbitos de acción de los católicos y las personas en general, para buscar despertar el sentido social, que es más o menos como la solidaridad, en esos dos ámbitos, y todo ordenado a lo que fue, como decía, su horizonte de acción, que es: ‘¿qué haría Cristo en mi lugar?’”. 

“Y eso es, al final, la solidaridad: cómo cada uno de nosotros se preocupa y se ocupa del bien común de la sociedad, de servir a la sociedad de la que forma parte. Y eso, en la visión del Padre Hurtado, a través del desarrollo de organizaciones que estén orientadas a la difusión y a la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en los distintos espacios. Y eso es lo que va a ir haciendo”, profundizó.

Los Viajes a Estados Unidos y Europa

“Al poco tiempo el Padre Hurtado se da cuenta de que con esto, si bien el trabajo del Hogar de Cristo es muy importante, no es suficiente lo que se puede hacer con el Hogar de Cristo, y que al final toda la cuestión social se juega principalmente, no únicamente, pero principalmente en el mundo del trabajo”, explicó José Tomás Hargous. El Director de Contenidos y Estudios de USEC relató que “es interesante que él va a hacer dos giras de estudio, justamente para prepararse en cómo desarrollar este trabajo […]: Y entonces el Padre Hurtado viaja primero a Estados Unidos y Canadá en 1945, y entre 1947 y 1948 a Europa, a Francia, a España y a Italia”, donde conoció diversas experiencias en la línea de lo que él buscaba articular como proyecto social. 

Explicó que “el viaje a Europa también es importante porque ahí va a someter este proyecto, que ya lo tiene más o menos craneado, a la aprobación, primero del viceprovincial y al superior general de la Compañía de Jesús, y al Papa Pío XII. Y ahí le va a pedir que le apruebe un proyecto con el objetivo justamente de promover la doctrina social de la Iglesia en el mundo del trabajo, formando dirigentes obreros y sindicales, formando patrones, como se llamaban en esa época, y el desarrollo de una revista”, es decir, la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH), la Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC) y la Revista Mensaje.

El Padre Hurtado y USEC

En su presentación José Tomás Hargous quiso profundizar más en la relación de USEC con el San Alberto Hurtado, “porque es un tema que no ha sido prácticamente estudiado en los estudios del Padre Hurtado”, indicó. Ejemplificó la vinculación de USEC con su fundador presentando la dedicatoria del libro Humanismo Social a don Jorge Matetic Fernández, primer Presidente de USEC, respecto de quien daba “testimonio de admiración por su sentido social y sus realizaciones de justicia y caridad cristianas”. “O sea, los empresarios de USEC que en esa época estaban justamente con el sentido social ya despierto y trabajando por las ‘realizaciones de justicia y caridad cristianas’”, concluyó el Director de Contenidos y Estudios de USEC. 

“La Unión Social de los Industriales Católicos, bajo las firmas de su presidente y de su Secretario junto con rechazar las afirmaciones del señor Arrieta, dan a conocer los benéficos resultados de la aplicación de las doctrinas pontificias que los industriales católicos han podido constatar en sus empresas”, dice también el Padre Hurtado en la primera edición de la revista Mensaje. “O sea, es algo que ya se estaba aplicando tres años después de la fundación de USEC, y estaba produciendo benéficos resultados. Entonces la doctrina social funciona, digamos, en la empresa y mejora la convivencia al interior de la empresa. La doctrina social de la Iglesia considera a la empresa como una comunidad de personas, y no como una asociación puramente contractual, formal, etcétera, sino como un espacio donde trabajadores y empresarios tienen que trabajar juntos en pos de un fin compartido, que es el bien común, tanto de la misma organización como el bien común de la sociedad en su conjunto”, reflexionó.

Finalmente, en la primera Asamblea de Socios de USEC, en 1949, San Alberto señalaba que “El patronato católico tiene que emprender esta labor: acercar el ‘orden’ social actual a la concepción cristiana del orden social. El sacerdote sólo puede recordar los principios a la feligresía; son los laicos los llamados a proporcionar las soluciones prácticas; es el técnico, el patrón católico, quien puede efectuar las realizaciones”.

“Y entonces el Padre Hurtado lo que está diciendo acá es que los empresarios al final construyen el orden social. Y eso es al final una forma muy patente de ser solidario, de cómo las relaciones sociales se articulan en torno al principio de solidaridad en vez del principio contractual o el principio del intercambio, sino que las relaciones, como decía Benedicto XVI, basadas en la gratuidad, basadas en el don, no basadas en el contrato. Y eso también estaba justamente en las reflexiones que estaba teniendo el Padre Hurtado y en las instituciones que estaba impulsando. Y entonces como conclusión, durante su vida el Padre Hurtado trabajó por una misión muy concreta que era despertar el sentido social en la sociedad chilena y justamente, hablando en conceptos más modernos, activar la sociedad civil. La convicción de que la solidaridad se da a través de estas organizaciones sociales, no a través del Estado, sino de cómo las personas se organizan para servir al bien común”, concluyó.