08 Jul 2022

El mundo del trabajo en la propuesta de nueva Constitución

En un nuevo encuentro del Ciclo Café Con, orientado a invitar a “Decidir en Conciencia”, contó con la exposición de los ex convencionales constituyentes Marcela Cubillos y Fuad Chahin.

En el marco del Ciclo Café Con 2022 “Decidir en conciencia”, el jueves 7 de julio profundizamos en “el mundo del trabajo en la propuesta de nueva Constitución”, con los ex convencionales constituyentes Marcela Cubillos y Fuad Chahin, en una conversación moderada por la periodista y consejera de USEC, Paula Schmidt.

“En USEC entendemos la relevancia e impacto que la Constitución puede y debe tener en la sociedad y muy particularmente en la definición de condiciones que permitan el desarrollo humano integral y la búsqueda del bien común”, explicó el Presidente de USEC, Francisco Jiménez. Por eso, con estos encuentros “queremos abordar las distintas aristas del proceso constituyente, invitando a nuestros socios y sus colaboradores a informarse y formarse para ‘Decidir en Conciencia’”, complementó.

El proceso no incluyó a todos

La conversación inició abordando cómo fue el diálogo dentro de la Convención Constitucional, tanto entre los distintos sectores políticos, como de las organizaciones sociales que buscaron aportar en el proceso. 

El ex presidente de la Democracia Cristiana lamentó que “de alguna manera, este proceso fue excluyente, deja a una parte importante de la sociedad fuera del debate constitucional. En lugar de encontrarnos, lo que ha hecho es más bien dividirnos. Por eso que también que este proceso de alguna manera tiene a la sociedad chilena dividida de cara al plebiscito, incluso a quienes de principio por una cuestión de principios creemos que Chile necesita una nueva Constitución, y que hoy día simplemente no nos satisface esta propuesta”.

Para la ex convencional constituyente Marcela Cubillos, “lo frustrante fue que desde el inicio, quienes tenían la capacidad de escribirla sola, la escribieron solos (…). Se atrincheraron desde el día uno, en escribir solos un texto, que si se hubiera hecho bien, que si se hubiera hecho con todos, hoy día estaríamos en un escenario muy distinto: hoy día quizás estaríamos todos trabajando para que se aprobara este texto. Porque esa era la idea original del proceso: tú no quieres una Constitución que te refleje 100%, pero sí quieres una Constitución en que al menos quepas”.

Bien común: tarea de todos y no sólo del Estado

Con respecto al contenido del proyecto, la ex ministra de Educación aseguró que “el texto lo que demuestra es una desconfianza completa por la persona y por la sociedad civil. Y esa desconfianza es también una desconfianza en su capacidad de crear, en su capacidad de emprender, en su capacidad para generar los medios para desarrollar su propio proyecto de vida. Cuando tú vas arrinconando al sector privado a lo residual, porque toda la responsabilidad se la das al Estado, pasan dos cosas: primero, atentas contra la solidaridad. El rol de la sociedad civil es esencial respecto de la solidaridad, porque el bien común tiene que ser tarea de todos, no es solamente tarea del Estado”. 

Al mismo tiempo, Chahin señaló que “el principal problema” del borrador es que “confunde en muchos aspectos el Estado garante y rector con el Estado prestador. Eso no sólo es un problema para el mundo de la empresa, para el mundo privado, que se ve limitado a poder participar con las reglas que le tiene que colocar el Estado, especialmente cuando se trata de bienes públicos y del ejercicio de derechos sociales, sino que efectivamente afecta a la ciudadanía. Afecta a la ciudadanía porque sabemos que el Estado muchas veces tiene problemas de gestión e implementación”. 

A pesar de que ve en el derecho al trabajo decente un punto alto de la propuesta, el ex convencional indicó que “no se preocupa del empleador y de la empresa, que es fundamental para cumplir con la garantía del trabajo decente” y “remuneraciones dignas”. En ese sentido, dijo que “el texto no se hace cargo de promover a la empresa y el emprendimiento, un trabajo formal, para lo que no sólo se requiere reconocer el trabajo formal sino promover el desarrollo de la empresa”. Asimismo destacó que “tenemos que avanzar a tener una visión colaborativa del trabajador y el empleador, ver a la empresa efectivamente como una comunidad, una comunidad entre capital y trabajo”.

El rol de la empresa en el diálogo social

Ambos ex constituyentes coincidieron en que al mundo empresarial le faltó preocuparse del proyecto en su conjunto, y no sólo en los aspectos atingentes a las respectivas industrias o gremios, como la libertad de asociación y emprendimiento. 

“El rol del empresariado o el rol de la empresa frente a esta nueva dinámica y cómo se adapta, a mi juicio, por una parte, es entender que no pueden ser mudas en el debate público. Uno siente que muchas veces las empresas, las organizaciones empresariales están defendiendo nichos, su negocio, su aspecto productivo (…). Entonces, por estar defendiendo a veces un nicho muy específico y un negocio determinado, y no se dan cuenta de que el aparataje entero puede terminar afectando esta libertad de emprender, esta libertad de crear o esta libertad de poder desarrollar proyectos de vida diferentes”, reflexionó Marcela Cubillos.

“No da lo mismo el tipo de desarrollo institucional que tengamos, y no da lo mismo la cohesión social y los niveles de igualdad que tengamos. Y, desde ese punto de vista, pienso que a veces falta una mirada distinta. Se piensa que el mundo empieza y termina en la empresa. Y yo tiendo a comprenderlo: soy hijo de pequeños empresarios. Pero, claro, están tan concentrados en su actividad, que se descuida lo que es el contexto. Y creo que ahí hay un tremendo aprendizaje que debe tomar el mundo privado”, señaló en la misma línea el ex presidente de la DC.

En ese sentido, ambos valoraron el rol que le corresponde a la empresa en el diálogo social. “Es muy importante institucionalizar y fortalecer el diálogo social con los trabajadores dentro de la empresa, e ir avanzando en diversos aspectos que son cuestiones relevantes, que hay que valorar del texto constitucional –del trabajo decente, de los deberes de cuidado…–. Hacerse cargo de eso, a partir del diálogo social, generar efectivamente una relación de comunidad dentro de la empresa entre el capital y el trabajo. Eso sería un aporte muy significativo”, profundizó Chahín al ser consultado por el rol que debiese tener la empresa posterior al 4 de septiembre.

“El desafío para la empresa es una conversación interna, con los trabajadores, de qué se busca, sobre cuáles son los riesgos de este texto, y también cuál es el desafío hacia adelante (…). El hecho de ahogar muchas veces la sociedad civil, la autonomía personal, la libertad para emprender, la libertad para elegir los propios proyectos de vida, por ejemplo, en lo que se ve también en las restricciones que se ponen a la libertad de enseñanza y a otras, lo que hace es irle quitando al ser humano la responsabilidad que tiene en el bien común (…). Se tienen que dar los espacios para que todos nos sintamos responsables del bien común (…). La empresa y cualquier organización tienen el deber de una conversación interna, de una reflexión muy grande, de la integralidad por así decirlo, de la integridad de este texto”, concluyó la ex ministra Cubillos.