06 Ene 2017

José Antonio Garcés – 2017, un año de desafíos y objetivos por cumplir

En 1996, la oficina local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizó por primera vez el Informe de Desarrollo Humano en nuestra nación. Este documento, que abarca numerosos asuntos, entre ellos las aspiraciones de los ciudadanos, los desafíos culturales, las nuevas tecnologías, la manera en las que hacemos cosas, las desigualdades de género y el bienestar subjetivo de la población; es una radiografía a nuestra sociedad, que nos permite visualizar en qué estamos como país, hacia dónde vamos y qué esperamos del futuro.

Con el paso de los años, los anhelos de los chilenos han ido cambiando. Si en 1999 su principal preocupación era que el país lograra un mayor crecimiento económico, hoy sueñan con vivir en un Chile más seguro y protector. ¿Quiere decir esto que a las personas ya no les preocupa cuánto crece o no el país? Por supuesto que no. No obstante, sí muestra una nueva mirada en relación a los factores que influyen en alcanzar una mejor calidad de vida y que no necesariamente se enlazan a la obtención de mayores recursos económicos.

Por otro lado, en el listado de deseos de la Encuesta Desarrollo Humano, los chilenos mantienen vivo su anhelo de un país “más igualitario” y “más honesto”. Para nadie es un misterio que en Chile aún hay diferencias importantes en los niveles de ingresos, que a su vez generan amplias disparidades en ámbitos como la educación y la salud. Pero, ¿de qué manera los líderes empresariales podemos ayudar a disminuir los niveles de desigualdad en nuestra sociedad? Desde mi perspectiva, básicamente a través de la generación de empleos dignos, en los que se valore a la persona por sobre la tarea que realiza, en los que se potencien las competencias de cada uno y en los que se capacite técnica y valóricamente a los colaboradores.

Otra forma de contribuir a reducir las brechas es apoyar el emprendimiento de pequeñas y medianas empresas. Para ello podemos partir por pagar precios justos a nuestros proveedores y no regatear para que nos hagan rebajas en sus productos y servicios; cancelarles en plazos prudentes, siendo conscientes de que muchas Pymes se mueven y trabajan con el dinero con que las grandes empresas les retribuyen. Porque si apoyamos el emprendimiento, estaremos de paso apoyando la generación de empleo y con ello contribuiremos a la disminución de la cesantía en el país.

Podemos también promover una mayor contratación femenina en nuestras compañías y, junto con eso, terminar con las desigualdades salariales entre hombres y mujeres, pagando sueldos equivalentes en base a la labor desempeñada, a la responsabilidad del cargo, a las capacidades y talentos, y no en base al género.

Pero las desigualdades de nuestra sociedad no afectan sólo a los chilenos, también aquejan a los miles de migrantes que año a año llegan a Chile en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo y, en general, de una mejor calidad de vida para sí y para sus familias. Con ellos tenemos una deuda pendiente. Al empresariado nos plantea un interesante y potente desafío, porque implica reconocer en la población migrante su riqueza cultural, económica y humana, y el aporte que su inclusión en nuestras compañías representa para los equipos de trabajo a nivel de relaciones interpersonales y también desde de la producción de bienes y servicios más innovadores, desarrollados en un ambiente más diverso que enriquece el proceso creativo de toda la empresa.

Como país y como sociedad tenemos el deber de incorporar a los migrantes a nuestra estructura social y al mercado laboral. Pero no nos olvidemos que este desafío no sólo convoca al empresariado. Por el contrario, un cambio de esta magnitud exige la participación activa de todas las instituciones que conforman un país, desde los estamentos públicos hasta las entidades privadas y los organismos de la sociedad civil. Aprovechemos este 2017 para enfrentar estos desafíos con una mirada positiva y abierta al cambio. Está en nosotros hacer de este nuevo año un período de crecimiento económico y humano, para que Chile poco a poco se transforme en un país más solidario, inclusivo y mejor para todos.

José Antonio Garcés, Past President USEC.

Publicación: Diario Financiero, martes 3 de enero de 2017.