Colaborar con San José en el “emprendimiento” de Dios – P. Carlos Irarrázaval
Hoy se nos regala en la liturgia que se suspenda el tiempo de Cuaresma para poder celebrar a San José con toda solemnidad y alegría. Podríamos, parafraseando el Ave María, decir respecto de San José, que es el bendito entre todos los hombres. Escogido para cuidar a la Virgen María y a su hijo Jesucristo nuestro Redentor. Por eso la Iglesia desde antiguo lo ha invocado como Patrono Universal y, al verlo morir en los brazos de Jesús y María, el mundo entero lo invoca como patrono de la buena muerte.
Por otro lado, y más cercanamente a nuestra querida USEC, al ver que con su trabajo cuidó y mantuvo la Sagrada Familia, el mundo del trabajo también lo invoca como patrono y por eso tiene dos fiestas, el 19 de marzo y el 1 de mayo.
¿Cómo aprovechar la fiesta de hoy? Yo los invitaría a que todos, en medio del mundo del trabajo y de la empresa, pongamos a San José como nuestro Patrono y busquemos imitarlo en su ejemplo de fidelidad al plan que Dios le mostró en sus sueños. No dudó en colaborar en este “emprendimiento” de Dios, que es la redención de la humanidad. Es la empresa más descomunal y desafiante en la historia de la humanidad en la que un mortal podía colaborar.
Al asumir la paternidad de Jesús, el Hijo de María, nos muestra su fidelidad a la voluntad del Padre Dios y el estar dispuesto a ser parte de esa tarea. Vale la pena entonces al modo humano invitarlo a ser parte del “directorio” y también estar en el “equipo” operativo en el día a día de lo que hacemos para transformar este mundo y construir el Reino desde lo nuestro. Su modo humilde es garantía de éxito, al enseñarnos a escuchar antes de actuar, a llevar a cabo las tareas con caridad y sin arrebato, poniendo a Dios en primer lugar en todo. El creer en los sueños, que nos impulsan positivamente a emprender aún frente a grandes dificultades. El cuidar y proteger la más grande de las inversiones, que son las personas a él confiadas, en fin aunque no conocemos mucho de él, lo que sabemos nos basta para invocarlo y tratar de imitarlo.
Vemos en el texto que se nos regala hoy día que es un enamorado de su novia, y sufre por ella. No entiende lo ocurrido y su fidelidad a Dios es puesta a prueba; la quiere entrañablemente, pero más a su Señor y Creador. Por eso no puede aceptar que se lo pase a llevar con conductas alejadas del querer de Dios. Estuvo dispuesto a no casarse con ella, a romper el compromiso, pero en privado, para no exponerla a ser acusada de adúltera. Prefiere él cargar con el peso del “qué dirán” antes de verla sufrir. Ése sí que es un enamorado fiel, se la sufre “para adentro”.
Ése es el talante del hombre escogido para cuidar a María y al Niño. Asumiendo su paternidad, supo escuchar a Dios que le habló en sueños. Supo asumir el ser instrumento de Dios para aportar lo suyo en el plan de salvación. Sin duda, nosotros también estamos llamados a ser instrumentos de Dios poniendo a su servicio todas nuestras capacidades para construir el reino de Dios en medio de este mundo.
En el mundo del trabajo, sería prudente de nuestra parte, como creyentes, emprender todo invocando su intercesión, y si no me atreviera, bueno sería preguntarme por qué, ya que a lo mejor es una buena señal para no emprender de ese modo o en ese rubro. Al llevar a cabo una empresa es mejor invitarlo a él como socio porque nos va a regalar humildad, lo cual siempre es muy necesario en un emprendimiento, también docilidad a la voluntad de Dios, capacidad y sabiduría para proteger la inversión aunque eso implique grandes esfuerzos y perseverancia, “determinada determinación”, para sacar adelante y llevar a cabo la tarea. ¿Hay que partir a Egipto? Se parte a Egipto.
Ante todos “hizo la pega” que Dios le encomendó, con fidelidad, humildad y entereza. No le fue fácil y persevero. San José cumplió la misión que se le encomendó. Los invito a no dejar pasar entonces esta fiesta para “contratar” a San José como consejero en lo que emprendas.