02 Jul 2015

Francisco Jiménez y Bruno Baranda – La voz fuerte del Papa

El Papa Francisco ha vuelto a hablar a través de la reciente Encíclica Laudato Si. Por el peso de su contenido, su mensaje ya dio la vuelta al mundo. Verdaderamente es un llamado de atención a la sociedad, que a todos nos debiera hacer reflexionar. A su modo, el Papa mete el dedo en las llagas contemporáneas y muestra la cruda realidad por la que atraviesa el mundo, de la cual todos debemos hacernos, en parte, cargo.

En poco menos de 200 páginas, el Sumo Pontífice hace un diagnóstico de las urgencias que no están siendo atendidas, llama la atención a quienes tienen una mayor responsabilidad y nos entrega guías hacia la búsqueda de soluciones concretas.

Oportuna es también su exhortación a dialogar “en forma honesta y transparente”, y así concordar respuestas pertinentes a los desafíos de la sociedad, precisamente sobre la base de la confianza, del respeto y la consideración.

Particularmente atractiva y oportuna se hace esta convocatoria, en momentos en que en nuestro querido Chile es necesario tener un mayor diálogo para ponernos de acuerdo en cuáles son las reformas más apropiadas para alcanzar el bien común.

Por otra parte, la Encíclica propone líneas de acción para la renovación de la política local, nacional e internacional, que nos pueden ser de utilidad en razón de los cambios en pos de mejorar la representatividad, la transparencia y la relación público-privada.

No le hace el quite a un sinnúmero de problemas que vivimos a diario: contaminación, cambio climático, valor y uso de la tecnología y la ciencia, recursos naturales y daños a la ecología, entre otros.

El Papa también se hace cargo de la relación empresario-trabajador. Destaca la “necesidad de defender el trabajo” y recalca la importancia de preocuparnos para que todos tengan acceso a un empleo, porque es parte del sentido de la vida y de la realización personal.

Este último punto cobra aún más fuerza hoy en nuestro país, frente al debate sobre las propuestas de modificación que nuestra legislación laboral requeriría para enfrentar los desafíos del mundo del trabajo de hoy -y futuro-, y así poder generar buenas oportunidades de empleo para un desarrollo con sostenibilidad y productividad.

En fin, son muchos los otros tópicos que aborda el Santo Padre y que, con su agudo sentido social, político y comunicacional, vuelve a instalar con el fin de mejorar la calidad de vida de todos los seres humanos. Nos parece determinante el aporte de Laudato Si al debate no sólo en base a la evidencia científica y en aspectos técnicos o económicos, sino también con sustento ético y espiritual, como sustancias que nos permitirán motivar con mayor profundidad y equilibrio los cambios convenientes.

Dejamos hecha la invitación para que todos, aunque en especial quienes detentan roles de liderazgo, tomemos conocimiento de este contundente texto, que entrega tan reveladoras claves de aquellos que, sin duda alguna, se nos presentan como desafíos presentes y futuros. 

Francisco Jiménez, director USEC.
Bruno Baranda, presidente USEC.
Publicación: La Tercera, jueves 2 de julio de 2015.