17 Jun 2024

La confianza nos requiere a todos – Enrique Cruz

El pasado domingo se realizaron las elecciones primarias de alcaldes y gobernadores regionales en las cuales se eligieron a muchos de quienes postularán en los comicios de octubre próximo. Un día después, Monseñor Fernando Chomali convocó a los candidatos y presidentes de partidos de todo el espectro político e hizo un llamado a trabajar en conjunto por “la noble vocación política que nos mueve y en el sueño compartido del pueblo de Chile”. En ese encuentro, y otros desde que es arzobispo de Santiago, Mons. Chomali busca tender puentes entre los distintos sectores políticos, económicos y sociales, para ayudar a fortalecer los vínculos de confianza necesarios para nuestra vida en sociedad.

La confianza es propia de las relaciones humanas. En la empresa es parte de la clave del éxito, ya que disminuye los costos de transacción, aumenta el compromiso y la creatividad, promueve la innovación y genera espacios más felices para los colaboradores. Normalmente todo esto se traduce en mejores resultados y en mejores proyecciones futuras. 

No basta que una empresa sea exitosa en la producción de bienes o servicios, sea capaz de crecer o sea innovadora, si su actuar no es éticamente correcto o si sus directivos no actúan de forma íntegra y consecuentes con vivir su propósito como una noble vocación empresarial que apunte a la incansable búsqueda del bien común de nuestra sociedad.

Una organización sostenible en el tiempo necesita de la confianza de sus colaboradores y de la comunidad en general. Para esto se requiere que sus líderes, además de ser competentes y que posean una formación valórica, realicen esfuerzos por ir más allá de la que exige la norma o la ley y puedan abrir espacios de transparencia, diálogos y encuentro donde generen lazos de confianza tanto al interior de la empresa como con las comunidades. La confianza se sustenta en dos pilares: la integridad y la capacidad de respuesta para llevar adelante los desafíos propuestos.

La empresa tiene un rol público que también debe considerar la formación integral de sus colaboradores. Es necesario que, junto con generar las condiciones para que puedan realizar sus tareas y desplegar sus talentos, se trabaje en su formación valórica y humana. Aquella que reconoce la dignidad del ser humano, que propicia el buen trato y el comportamiento ético, de manera de contar con un equipo con todas las ventajas de aquellos que se desempeñan en espacios de confianza.

Necesitamos empresas exitosas y transformadoras de personas. La confianza es la clave y no se obtiene de forma automática, sino que requiere de equipos íntegros que trabajen estratégicamente para que se vivan los valores en todos los espacios de la empresa. Debemos trabajar con una clara intencionalidad formativa en el correcto hacer de las cosas.

Columna publicada en El Líbero el domingo 16 de junio de 2024.