Entremos en la escuela del Espíritu Santo – P. Hugo Tagle
El evangelio de la fiesta de Pentecostés de este año, nos habla de la comunicación de Jesús con sus discípulos a través del Espíritu. Es el mismo Espíritu Santo vivo y vivificador que sigue actuando en la Iglesia, otorga discernimiento, alegría y poder para perdonar los pecados a todos los hombres. En cada nuevo encuentro tras su resurrección, Jesús saluda a los discípulos deseándoles la paz, shalom. Es el saludo de parte de Dios, que los prepara para su labor apostólica y misionera.
Hoy acaban los cincuenta días del Tiempo Pascual y mañana comienza el Tiempo Ordinario. Y precisamente ahí, en lo ordinario, en lo cotidiano, es donde actúa el Espíritu Santo con su gracia. Día a día, en los detalles más insignificantes de nuestra existencia, el Espíritu de Dios se hace presente en el corazón de los que formamos parte de la Iglesia, ayudándonos a vivir el Evangelio y a propagarlo en nuestro entorno, o, si así nos lo pide Cristo, en los confines del mundo.
El Papa Francisco nos dice sobre Pentecostés: “El Espíritu Santo nos invita a olvidarnos de nosotros mismos y a abrirnos a todos. Y así rejuvenece a la Iglesia”. Y añade: “El Espíritu nos libera de obsesionarnos con las urgencias, y nos invita a recorrer caminos antiguos y siempre nuevos, los caminos del testimonio, de la pobreza y los caminos de la misión, para liberarnos de nosotros mismos y enviarnos al mundo”.
Nos podemos preguntar en esta fiesta: ¿Soy dócil a la acción del Espíritu Santo? ¿Me dejo guiar por Él? ¿Dejo que el Espíritu Santo una mi corazón a los que son diferentes a mí? ¿Colaboro activamente por el bien de la Iglesia?
Entremos en la escuela del Espíritu Santo, para que nos enseñe la voluntad de Dios en nuestras vidas y nos permita realizarla. Invoquémoslo cada día, para que nos recuerde que debemos partir siempre de la mirada de Dios sobre nosotros, tomar decisiones escuchando su voz, y caminar juntos, como Iglesia, dóciles a Él y abiertos al mundo.
María imploró con los apóstoles en el Cenáculo la gracia del Espíritu Santo. Pidamos su especial intercesión en este tiempo para que nos ayude a abrir el corazón a su gracia y amor.