23 Ago 2019

Entrar por la puerta angosta – P. Hugo Tagle

Comentario del Evangelio – Domingo 25 de agosto de 2019

Evangelio según San Lucas 13, 22-30

Entrar por la puerta angosta

Este domingo Jesús nos invita a reflexionar sobre la salvación. San Lucas nos dice que mientras Jesús viajaba a Jerusalén, se le acercó un hombre que le preguntó: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?”. En lugar de dar una respuesta directa, Jesús cambia el tema, e invita a “esforzarse por entrar por la puerta angosta”.

¿Pero dónde está la puerta? Jesús mismo es esa puerta. Es el camino que nos lleva a la comunión con el Padre Dios, donde encontramos amor, comprensión y protección. Pero ¿por qué dice que es una puerta estrecha? Jesús plantea las renuncias que implica seguirlo: nuestro orgullo y miedos, para abrirnos a Él con corazones humildes y confiados, reconociendo que somos pecadores y necesitamos su perdón. Las dificultades para entrar son nuestras propias deficiencias y faltas, que nos alejan de Dios y de una vida plena.

Sí ¡la puerta de la misericordia de Dios es estrecha pero siempre abierta a todos! Como dice el Papa Francisco: “Solo Jesús puede transformar nuestros corazones, solo Él puede dar un significado completo a nuestra existencia, dándonos verdadera alegría. Al entrar en la puerta de Jesús podemos dejar atrás las actitudes mundanas, los malos hábitos, el egoísmo y la estrechez mental. Cuando nos encontramos con el amor y la misericordia de Dios, hay un cambio auténtico. Nuestras vidas se iluminan. a la luz del Espíritu Santo: ¡una luz inextinguible!”

Jesús reprocha la soberbia y arrogancia de los fariseos, que se sentían muy confiados en su cumplimiento de la ley pero tenían el corazón lejos de Dios. Y se fija en los pecadores y débiles que, en su conversión, encontrarán un corazón misericordioso y comprensivo en Dios.

Pidámosle a la Santísima Virgen que nos ayude a aprovechar las oportunidades que el Señor nos brinda para cruzar el umbral de la fe. Jesús es el amor que salva; fuente de felicidad para todos aquellos que, con mansedumbre, paciencia y justicia, se olvidan de sí mismos y se entregan a los demás, especialmente a los más débiles.